6 de mayo de 2013




LO QUE APRENDÍ SOBRE EL PERDÓN: MATEO 6:14,15

TESTIMONIO DE UN  PASTOR

Solo después de un tiempo de reflexión y oración al Señor pidiendo su dirección, sabiduría y conveniencia. Sintiendo profunda paz y seguridad en El, me he permitido escribir una traumática experiencia que vivimos mi esposa y yo en un pasado de ingrata recordación. Hoy lo vemos a la luz de 1Pedro 1:6, y le agradecemos al Señor por su sabiduría y fidelidad.
No quería sobre algo tan importante como el perdón, escribir este testimonio, sin estar seguro de que cada palabra del escrito fuese la expresión genuina de lo que el Espíritu Santo ha hecho en mi corazón, en esta área de mi vida.
Tengo la convicción de que esta reflexión será de bendición para el amado lector (a), especialmente para aquellas personas que estén pasando por el camino que yo transite.
Omito cualquier referencia a sitios y personas por obvias razones. No es mi propósito personalizar lo que viví.
Recuerdo en esta nueva etapa de mi vida a preciosos hijos de Dios, más por sus virtudes y servicios; lo otro lo llevé al Señor Jesús y lo deje a sus pies. Romanos 14:12
Hay experiencias muy dolorosas y dejan cicatrices en el alma.
Por circunstancias que El dispuso hace unos años, mi esposa y yo quedamos bajo la autoridad de personas cristianas. Sufrimos por razones que el Señor sabe. No se tuvo en cuenta nuestra avanzada edad, nuestra salud deficiente, nuestra carencia de recursos financieros y 20 años al servicio de la obra de Cristo en el marco de una iglesia cristiana, La cual aprecio y respeto por su integridad doctrinal, y porque la inmensa mayoría de los que la integran, a nivel nacional son hijos de Dios.
No es la iglesia, en la mayoría de los casos, la responsable de las conductas desamoradas de algunos de sus miembros.
En este caso particular pudo más la manipulación y desinformación que la verdad, las reglas que la comprensión y bondad, el autoritarismo que la verdadera autoridad, el legalismo que la gracia. Nuestros padecimientos son leves en comparación de los que El sufrió.
Salimos tan heridos, decepcionados y llenos de tristeza, que un profundo dolor de resentimiento apresaron mi corazón; los cantos de alegría murieron y la ira como lápida aplastó el espíritu de juzgar mis actos a la luz del Espíritu de Dios.
Nos sentimos injuriados y aun traicionados. Pienso hoy que fue una etapa de zarandeo satánico tan violento que solo la gracia de mi Señor nos libró del mal.
No pienses que tú serás fuerte por los muchos años que estés andando en el Señor, eso ayuda algo, pero tu fortaleza dependerá de Él.
Tenía conciencia que si no perdonaba de todo corazón me hundiría en la derrota, Dios no hace por ti lo que a ti te toca hacer. El me revelo que esta lucha se desarrollaba en dos dimensiones; en mi corazón y externamente en el mundo invisible de las tinieblas. Efesios6:10-20.
El Señor me mostró que las personas que Satanás utilizó, no tenían conciencia del dolor y el sufrimiento emocional que habían causado. Ya no las juzgo. El Señor conoce los motivos profundos del corazón.
El me iluminó el peligro en que me encontraba, era vital perdonar porque mi vida gradualmente estaba derivando al hoyo negro de la amargura. El resentimiento es un veneno que uno se toma con la esperanza que mate a la otra persona, pero el muerto es uno.
Pero una cosa es saber que hay que perdonar y otra perdonar, cuando el corazón esta resentido es árido para que germine la semilla del perdón.
El orgullo me decía que actuara con "dignidad", esa es la lógica del yo.
Los meses posteriores a este calvario fueron de mucho dolor. El Espíritu Santo lucho en mi alma para sacar la cólera y el dolor que hervían en mi atribulado corazón y derrumbar la cárcel emocional en que yo estaba encerrando mi vida y que haría de mí un eunuco espiritual. Solo Él podía liberarme de tan terrible opresión… si yo se lo permitía.
El obró en mí por su mucho amor. Fue un cambio maravilloso, es como si hubiera despertado de una terrible pesadilla. ¡El me dio victoria! Desde ese momento mi vida cristiana ha sido enriquecida. Ahora sé lo que él quiso decirnos en Filipenses 1:6
Hoy me mido más para hablar y actuar. No fuimos llamados a sembrar dolor en el surco de otras vidas. Hoy comprendo mucho mejor lo que implica amar ¡Cuánto nos falta para entender y andar en el camino estrecho con la cruz! Mateo 10:38
LO QUE EL SEÑOR ME ESTA ENSEÑANDO
1. "…Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman… de acuerdo a su propósito". Romanos 8:28 N.V.I.
No algunas cosas o solo las que nos complacen y agradan. El las dispone todas, aun las que traen sufrimientos y nos hacen llorar.
Para José dispuso una cisterna y una cárcel. Génesis 37:24; 39:19
Para Elías dispuso persecución y un camino por el desierto 1Reyes 19:3
Para Pablo dispuso cadenas, prisiones y abandono, en su vejez de los que él amaba ¡el precio de la cruz! Efesios 6:20; Hechos 20:23; 2Timoteo1:15 y ¿Cuál es el precio de tu discipulado?
Si tú tienes una "lija" en casa, iglesia o trabajo es para tu bien y con un propósito eterno en relación con tu carácter.
Dios no nos modela con viajes turísticos de primera clase, en hoteles cinco estrellas. Su taller, no son salones de belleza ni un club social. Es el dolor, la persecución a veces la escasez, el desamparo y en algunos casos; la incomprensión y soledad. No te "comas" el cuento de que lo anterior es siempre el producto de no saber vivir. Andar en pos de Él, no es popular… aun para muchos creyentes.
2. Estoy aprendiendo que la excelencia moral solo se alcanzará cuando nuestra mente y motivaciones sean canales para manifestar su amor, bondad, justicia y santidad. Si no hay lo anterior, nuestra "luz" serán tinieblas, ya que por el fruto se conoce el árbol.
3. He aprendido, en el campo de batalla, 2Timoteo 2:3, que nadie podrá dañarnos, si perdonamos de todo corazón, y que el rencor habré sepulcros de muerte. Cuando no perdonas estas guardando en ti la basura de la maldad ajena.
4. He aprendido que no soy mejor que el ofensor Romano 3:10. Perdonar es abrir espacios de generosidad, es ver a las personas con los ojos de Cristo.
Cuando te niegas a perdonar interiorizas el dolor el cual se transforma en amargura, decepción y cinismo. Solo cuando recuerdes al ofensor con espíritu amable y compasivo te darás cuenta que has perdonado.
¡Dios te ayude en esto y que en tu toma de decisiones tu corazón sea sensible a la voz del Espíritu divino! Él te ayude a sentir amor sacrificial y tierno, que te capacite para perdonar sin importar la clase y naturaleza de la ofensa"… perdona nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que nos han hecho mal…"Mateo 6:12
Esta es la voluntad de Dios, y la tuya ¿Cuál es?


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