LA PALABRA SE HA
MARCHADO DEL PÚLPITO HOY
Vivimos en un tiempo en el cual (según muchos
estudiosos de la Palabra) la sociedad está
permeando la iglesia con sus conceptos, formas y modas. Estamos dejando que
nuestro estilo de vida (que debiera ser distinto al resto de la sociedad) sea
sin diferencia apenas al de la sociedad en la que vivimos. Los pensamientos,
los diálogos, las canciones, la forma de relacionarnos entre los hermanos, las
predicaciones, la forma de vestir… en muchos casos son copias conceptuales de
la sociedad.
Y es que estamos perdiendo de vista aquellas palabras
que Dios exclamó y que tristemente poco retumban en los oídos de personas que
se dicen “cristianos”.
“Habló Jehová a Moisés diciendo: habla a toda la
congregación de Israel y diles: santos seréis,
porque Santo soy yo Jehová vuestro Dios”
(Lev 19:1-2)
Pareciera que esas palabras fueren solamente para el
pueblo de Israel, que no son para nosotros hoy la iglesia de Dios. Estamos tan orgullosos de
llamarnos iglesia comprada con la sangre de Cristo, pero pareciera que no lo
estamos tanto cuando se nos insta a ser santos como Él es Santo.
Pareciera que queremos las bendiciones por ser los
hijos del Rey, pero no las obligaciones de ser sus hijos. ¿Qué está pasando? ¿Dónde está la diferencia
entre los hijos de Dios y la sociedad sin Dios?
¿De verdad creemos que podemos vivir a la manera que nos plazca y no pasar nada por ello?. Me asombran las personas que dicen ser
regeneradas y viven de igual forma que cuando eran inconversas. Me
asombran esas personas que dicen: “ JESÚS ES EL SEÑOR DE MI CORAZÓN" pero su
cuerpo pareciera ser de otro señor por su estilo de vida. Me asombran las
personas que dicen que aman a Dios, pero se codean con el pecado todos los días
y no lo remedian… eso sí, la frase preferida de ellos es: “No me juzgues, no
podemos juzgar, tú no sabes lo que hay en mi corazón”
De nuevo pregunto con tristeza: ¿Qué está pasando?
La Palabra no está en muchos púlpitos hoy, esa es a la
respuesta que llego. Hoy no se está predicando la Palabra de forma sistemática,
ni expositiva, ni con poder en muchos púlpitos Nos preguntamos ¿dónde están
nuestros jóvenes?, yo respondo: – mira en la calle y los verás-
¿Por qué todo esto?, la respuesta es simple, falta
poder en la predicación y enseñanza de la Palabra. Oseas 4:6 el pueblo se destruye por falta de
conocimiento.
Es hora de volver a la Palabra, es hora de estudiarla,
es hora de amarla, de creerla y de enseñarla como es. Sin miedo a que se nos
vayan de la iglesia personas porque se ofendan, yo digo: ¡si quieren marcharse
que se marchen!, los verdaderos hijos e hijas de Dios se quedarán. Pero la
iglesia debe ser lo que debe ser, un pueblo que ama, entiende, conoce e imita a
su Dios. Un pueblo que marca la diferencia en la sociedad en la que vive. Un
pueblo que contagia a sus jóvenes, unos jóvenes que no andan tras las modas, sino
que marcan diferencia en el contexto en el que se mueven. Personas fuertes en
la fe, en la Palabra de su Dios, fuertes en la santidad a Jehová.
Entonces la iglesia hará un efecto en la sociedad y la
sociedad sabrá que hay iglesia en el mundo.
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